lunes, 13 de septiembre de 2010

Aburrimiento

Era un día cualquiera. Estaba en mi casa y me aburrí. Pero esta vez fue distinto a los otros días en los que me había aburrido. Esta vez el aburrimiento era demencial. ¿Donde estaba la niña que sonreía a cada momento? Escuche la respuesta pero no la entendí. Era la muerte la que me hablaba.

- El mundo se ha vuelto oscuro- dije en voz alta para que me escuchara.

Y de nuevo, de una manera incomprensible respondió. Sin embargo, en esta ocasión su voz fue un poco mas clara.

- ¿En donde estas?- pregunté

Y un silbido, casi tan claro como una palabra surgió.

- ¿Cual es tu nombre?

- Todos los nombres son mios.

Por fin había logrado entenderla.

-¿Cuantos años tienes?

-Todos.

-¿Me puedes curar de este aburrimiento? - le dije, pues tal vez solo ella me podría ayudar.

- Puedo curarte de todo mal, si así lo deseas.

- Lo deseo realmente ¿En donde te encuentras?

- Muy lejos de ti. Pero no tanto.

Y entonces corrí y corrí, siguiendo el sonido de su voz.  Salí de mi casa y corrí hasta un barranco que daba al mar. Me asomé para ver si estaba ahí. Pero no la vi.

- ¿Estas ahi? - le pregunté

- Si así lo deseas.- Me respondió con una voz parecida al de un oleaje enfurecido.

-No te alcanzo a ver.

- Haya arriba no podrás alcanzarme.

Entonces salté para encontrarla. Pero ella me encontró antes a mi.

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