viernes, 24 de septiembre de 2010

Insomnio

¡Aún despierto! Voy en mi séptimo cigarro, y siento al sueño como un placer fuera de mi alcance.
Parece que el sueño llega a mi solo como un vago recuerdo de vidas pasadas.
¿Cuánto puede durar alguien sin dormir? Ya perdí la cuenta de mis días.

Insomnio le llaman...
            y las pastillas que han desfilado por mi boca si acaso apenas han quebrantado su espíritu.
Sin embargo, aún queda la esperanza:
            Me han llegado rumores sobre el sueño eterno, y lo que pareciera una locura en los primeros días de mi tormento me parece ahora la solución mas sensata.

Lo veo llegar... ¡ya lo percibo!
Viene Morfeo con su negra capucha y afilada hoz...
                        ... su tacto es helado y cálido, un cliché de dualidad cuya continua pronunciación termina dotándolo de verdad.
Me alegro en mi encuentro con Morfeo, e inevitablemente, cuando aun no me baña en sus mágicos polvos ya vislumbro el momento de mi despertar, sea éste tormento o consecuencia lógica.
Vislumbro mi despertar, pero no me encuentro en las visiones, mi ser no esta, mi cuerpo no esta; solo se aprecia un cama destendida.

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